La piel es el órgano más extenso del cuerpo, ocupando aproximadamente 2 m² y su espesor varía entre 0,5 mm en los párpados a los 4 mm en el talón. Actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegra sus estructuras, al tiempo que actúa como sistema de comunicación con el entorno.
La piel requiere cuidados básicos diarios para mantenerla sana. Lo ideal es crear una rutina para generar día a día este hábito, ya que su apariencia es trabajo de todos los días.
Pasos para el cuidado de la piel:
Sin importar que tipo de piel, la piel de be ser lavada en la mañana y noche con abundante agua y jabón. Si la piel es muy sensible se recomienda el uso de limpiadores que no tengan olor, ni color, con pH neutros para evitar irritaciones y alergias. En pacientes con piel muy seca, usar limpiadores sin jabón (Syndet), evitando el uso de agua muy caliente para retirarlos.
La hidratación previene la perdida transepidérmica de agua, lo cual genera el aspecto seco y quebradizo en la piel. Se recomienda usar hidratantes medicados según el tipo de piel, con componentes no irritantes basándose en productos sin color, ni olor; los cuales se deben aplicar en cara y cuerpo mañana y noche.
La fotoprotección diaria tiene varios componentes. Además del uso de protectores solares medicados (con filtro mayor a 50) en aplicaciones repetidas (2 a 3 veces al día) 20 minutos antes de salir, también es fundamental tener en cuenta la no exposición solar en las horas de mayor radiación solar que varÍa entre las 10 am a 3pm, el uso de vestimenta que cubra la mayor superficie del cuerpo y sombreros que cubran la cara.
Se recomienda una dieta basada en el consumo de frutas, verduras, agua y rica en vitaminas y oligoelementos necesarios para mantener un efecto antioxidante, cicatrización adecuada, respuesta a infecciones e inmunidad de la piel.
El consumo de alcohol y tabaco produce niveles de sustancias tóxicas que ocasionan cambios en la piel mostrándola deshidratada y generando líneas de expresión de forma temprana e irreversibles.
Así como se promueven campañas para el autoexamen para detectar casos de cáncer de seno, la piel debe ser autovalorada con rigor en la búsqueda de lesiones de aparición reciente o cambios de tamaño, color o sangrado en elementos antiguos.
Finalmente, nunca sobra la recomendación de evitar la automedicación, el uso de medidas caseras o recomendaciones del farmaceuta, pues esto puede terminar en agravación de la enfermedad o la ocultación de signos y síntomas que dificultan llegar a un diagnóstico correcto.
Por: Dra. Ingrid Ángulo,
Residente Dermatología Hospital Infantil Universitario de San José
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