La enfermedad cerebro vascular es un grupo heterogéneo de condiciones patológicas cuya característica o vía común es la disfunción focal del tejido cerebral por un desequilibrio entre el aporte y los requerimientos de oxígeno y otros sustratos por parte de la neurona. El termino cerebrovascular como enfermedad, es un término que describe de manera muy general todas las patologías primarias o secundarias que alteran la permeabilidad de los vasos sanguíneos cerebrales. Estas enfermedades cerebro vasculares se clasifican en obstructivas o hemorrágicas, las cuales en el tiempo pueden tener un comportamiento agudo o crónico.
El termino ataque cerebrovascular hace referencia a todo evento cerebrovascular agudo sea isquemico o hemorragico. Casi el 50% de las admisiones neurológicas en los hospitales generales se debe en alguna forma a enfermedad cerebrovascular, esta cifra ilustra un problema médico o social que genera esta enfermedad. En nuestro país las enfermedades cerebrovasculares son la tercera causa de mortalidad en los adultos, después del trauma y las enfermedades coronarias. La mortalidad ajustada por edad en Estados Unidos es entre 50 a 100 por cada cien mil habitantes por año, esta mortalidad varia según los países. En Europa, Japón y en Finlandia es alta. En Colombia a través del DANE hay índices que reflejan una mortalidad de 60 por cada cien mil habitantes por año. La mayoría de eventos agudos ocurren en personas por encima de los cincuenta años con ligera preponderancia en hombres. Es importante mencionar que la mayor incidencia es en hombres de raza negra.
FACTORES DE RIESGO
Los factores de riesgo en el estudio de las enfermedades cerebrovasculares se han dividido en dos grandes grupos: en factores modificables y factores no modificables.
Entre estos factores se encuentran la edad y la raza, siendo la edad el factor no modificable más importante. A partir de los cincuenta y cinco años la incidencia de Accidente Cerebro Vascular (ACV) se duplica con cada década y así mismo los ACV son más comunes en personas de raza negra.
Entre estos factores se encuentra la hipertensión arterial, el hábito de fumar, la diabetes mellitus y las dislipidemias. Hay otros factores predisponentes de menor intensidad como son la fibrilacion auricular y la enfermedad arterial coronaria, de todos estos factores de riesgo el de mayor importancia es la hipertensión arterial, cuya prevalencia aumenta con la edad, de ahí que en personas por encima de 55 años e hipertensas, el riesgo de enfermedad cerebrovascular se aumenta de dos a cuatro veces por encima de la población general. Si a esto se le agrega otro factor como diabetes o dislipidemia.
Afortunadamente el derrame cerebral ha dejado de denominarse accidente cerebro vascular como reconocimiento al hecho de que su presentación, siendo frecuentemente inesperada, no es un evento totalmente accidental e impredecible, dado que su aparición (en un 80% según la Asociación Nacional de Derrame Cerebral) tiene que ver con una serie de situaciones condicionantes o factores de riesgo asociados, ya mencionados, que de manera individual o combinada, se encargan de señalar la población expuesta a sufrir infarto o hemorragia cerebral referidos por la enfermedad en sí, y se pueden prevenir. El conocimiento de tales factores de riesgo ha resultado de gran utilidad no solo para su pronóstico, sino para su prevención la cual resulta completamente posible en cualquier caso en que estos factores estén adecuadamente controlados.
PREVENCIÓN
•Para fines de prevención y desatendiendo aquellos factores inmodificables resulta sencillo inducir al paciente a controlar su hipertensión arterial, como paso fundamental.
• En segundo lugar es importante cambiar hábitos en el estilo de vida, particularmente en lo que se refiere a modificar los hábitos alimenticios, que determina estándares de obesidad, niveles altos de triglicéridos, niveles altos de LDL (colesterol malo), evitar el consumo de alcohol y de tabaco, y evitar el estrés psicológico que afecta directamente la escala de bienestar individual, así como la terapia de reemplazo hormonal.
• Es importante llevar un adecuado estilo de alimentación, consumir una dieta saludable rica en frutas verduras y proteínas, consumir poca sal, evitando elevadas cantidades de carbohidratos, azúcares y grasas saturadas, al igual que evitar el tabaco, las drogas psicotropicas y el alcohol.
• Evitar el estrés negativo, la ansiedad, y la depresión ya que este tipo de estados anímicos tienden a saturar el flujo sanguíneo haciéndolo más trombogénico. Por lo demás, la atención al paciente con riesgo inminente a sufrir un derrame cerebral deberá ser motivo de un esfuerzo combinado entre el clínico en atención primaria y los especialistas correspondientes.